lunes, 14 de mayo de 2012

Cuerda.



Maldita.


Caminando por una cuerda floja me di cuenta la especie de atracción que soy.


¿Han visto acrobacias peligrosas?


¿Cuantas veces han imaginado que salen mal?


¿Han visto series con situaciones de vida o muerte?


¿Han imaginado que estas situaciones terminen en muerte?


Sadismo.


El humano es sadico.


Yo tengo un leve toque de sadismo.. Algunas veces.


Se divierten más con muertes, sangre, violencia, sufrimiento.


La diversión, esa diversión se ha hecho común.


¿Que tal el sabor metálico de la sangre de otros?


¿Que tal el sabor de tu sangre?


Seguía caminando por la cuerda floja y lo supe, no esperaban que llegara al otro lado, imaginaban como moriria si cayera al suelo.


Arriesgar tu vida para la diversión de otros.


Amargar tu vida para la felicidad de otros.


Me estoy volviendo repetitiva con esto del balance, de un lado negativo y uno positivo junto a todas esas estupideces que suelo decir, pero no hay otra forma de explicarlo.


Un poco después de caminar la mitad de la cuerda, ella se tambaleó y caí, en un segundo me salve de una muerte segura.


 Si, la cuerda estaba a 115 metros sobre un suelo de cemento y si, me agarre de la cuerda antes de caer y me volví a levantar.


Desilusión y miedo, eso fue lo que vi en sus caras.


Esa desilusión de no verme morir.


Ese miedo proveniente de una reacción de sus sentidos comunes.


Seguí caminando y sus miradas se posaron más en mi.


¿Por qué cuando estas a punto de lograr algo difícil es cuando más te miran y desean que caigas?


Aplausos, solo se escucho eso cuando llegue al otro lado de la plataforma mientras atravesaba la cuerda floja.


Sus rostros con una "felicidad".


Hipocritas.


Hubieran disfrutado más ver mi cráneo estrellarse contra el suelo, mi cuerpo y huesos destruidos por la caída.


Pero solo se limitan a aplaudir y sonreír junto a uno que otro grito de felicitación.


Bajando aquellas escaleras salte a 10 metros de la escalera al suelo.


Vi en sus rostros esa satisfacción al obtener ese dolor, ese susto y ese sufrimiento que inundó mi rostro al momento que mis pies tocaron el suelo.


¿Tocaron? Chocaron.


Severos y leves daños. Tobillos rotos y rodillas dañadas.


A la final fui una de las atracciones que más los divirtió, no por mi actuación, no, simplemente porque hice realidad lo que imaginaban.


"Solía complacer a los demás hasta que me di cuenta que si no me complazco a mi misma antes de eso no tiene sentido".

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