miércoles, 15 de julio de 2015

Sonrie

Hoy tengo ganas de escribir una historia, podría optar por algo ficticio pero eso no seria divertido, prefiero compartir algo curioso que me paso en un punto de mi vida, suena un poco dramático y en este momento es solo un pequeño recuerdo, pero eso no quiere decir que haya quedado olvidado totalmente.

"La curiosidad mato al gato", dice el viejo refrán, sin embargo, nunca hacemos caso a esa sugerencia porque el deseo de saber cada pequeño detalle de un todo, es increíble.


Esta bien, dejare de divagar y comenzare esto como debe ser, haciendolo me siento como si escribiera en un blog común y corriente, no quiero decir que este no lo sea, simplemente es extraño escribir de esta forma, sin distintas ideas entrelazadas.



No sé si algunos recuerdan una serie llamada "Are you afraid of the dark?" (En latinoamerica "¿Le temes a la oscuridad?") este programa era uno de mis favoritos cuando era niña, en general siempre me ha gustado este tipo de temas, el terror es increíblemente atractivo para mi y me interesa, pero existe algo con relación a este programa que me sigue pareciendo extraño.



Siempre he vivido en el mismo lugar toda mi vida, por ello, he visto lo mismo cada noche cuando se apagan todas las luces de la casa, al salir al pasillo y mirar la puerta de entrada se notan dos cosas las cuales tienen que ver con la luz que posee el pasillo del edificio, la misma que es reflejada en la parte de abajo de la puerta y en la mirilla de la casa, no sé con exactitud cuando comenzó pero desde que tengo memoria siempre he visualizado la imagen de un hombre con un traje antiguo de buzo, de aquellos que constaba de un casco con un vidrio transparente y circular en el centro de él, con luz interna que permitía visualizar cierta parte de la oscuridad del mar.


Siempre he tenido la sensación de que él esta ahí, debo de aceptar que hace unos minutos lo visualice nuevamente, no digo que sea real, simplemente considero que mi imaginación se deja llevar fracciones de segundos por ello.


Ahora que saben eso, quiero  volver al tema del programa, debo acotar que nunca tuve pesadillas o problemas para dormir relacionados con los capítulos, nunca sentí miedo de la oscuridad, en el sentido de dormir con la luz prendida o alguna que otra costumbre que suele tenerse cuando es pequeño.


Recuerdo ese capitulo ¿Como olvidarlo? El nombre no esta en mi memoria, pero sus hechos si, comienza de manera normal, los chicos se reúnen para contar cuentos de terror o hechos paranormales, uno de ellos relata la historia de un chico que visita la tienda de comics, en ella el encargado de la tienda le indica varios comics en el área de usados, él va a curiosear a ver si encuentra alguno que le llame la atención, cuando lo encuentra en la portada del mismo aparece una especie de hombre amarillo, con una gran sonrisa, seguidamente lo compra para llevarlo a su casa.


Al llegar a su hogar su madre le dice que ha dejado comida para él o algo así y que debe calentarla en el microondas, sin prestar mucha atención el chico coloca la comida en él, sin darse cuenta de que a su vez también introduce la revista en el microondas, mientras su comida esta lista sube a su habitación, no recuerdo muy bien para que, al cabo de unos minutos escucha un estruendoso ruido proveniente de la cocina, alarmado baja las escaleras y se dirige a ella, al llegar encuentra con el microondas abierto y echando humo, además, parte de la pared que da al patio de la casa no esta, justo esa parte de pared que falta se describe la imagen de una persona delgada que ha atravesado la pared, ve dentro del microondas y encuentra el comic pero el personaje sonriente ya no esta en la portada.


La historia continua, el "Sonriente" como es conocido o como me gusta llamarlo va por toda la ciudad del chico volviendo a la gente "idiota" y convirtiéndolos en más sonrientes, el final de la historia es que el sonriente atrapa al chico luego de convertir a toda la ciudad.


Ahora, lo curioso de este personaje fueron sus visitas nocturnas, mi lógica me dice que fueron sueños, les puedo jurar que parecía real, una vez a la semana él venia a buscarme luego de media noche, decía que era mi amigo y que debía confiar en él, cuando se acercaba normalmente el hombre con el traje de buzo desaparecía totalmente, el Sonriente llegaba a mi cuarto y me despertaba para "jugar" tomaba mi mano y siempre terminábamos en un viejo parque que se encuentra en los chaguaramos (Caracas-Venezuela), donde me contaba de los niños que iban para allá a diario,  no recuerdo mucho cual era mi función,  solo sé que debía jugar a las escondidas con esos niños la semana siguiente, siempre pasaba en las tardes, ya sabia de mis objetivos cuando él venia a buscarme, me dejaba en el parque y desaparecía, horas más tarde despertaba en mi casa y no volvía a ver a los niños con los que jugaba en aquel parque.


Él me contaba para que usaba a los niños, los utilizaba de distintas maneras, decía que ellos eran la clave de todo, si los dominabas el futuro seria para ti.


No sentía miedo de él, era curiosidad, quería saber: ¿Qué pensaba? ¿Cómo era? ¿Por qué hacia lo que hacia? ¿Por qué sonreía siempre? ¿Por qué me busca a mi? ¿Por qué si sé el resultado lo sigo ayudando?


Una de esas tardes recuerdo ver a un chico que no fue llevado por el sonriente, jugué con él unas cuantas veces y luego me di cuenta que él también era amigo del sonriente, ambos estábamos cansados de conocer a niños cada semana, porque explicarles las reglas del juego a nuevas personas era tedioso, además, algunos nos caían muy bien aunque solo los conociéramos por unas horas.


El amigo del Sonriente y yo nos llevábamos muy bien, un día el me comento que no quería seguir con esto, que lo ayudara a escapar de nuestro "amigo en común".


Eramos niños con ideas frescas, no distinguía ya la imaginación de mis sueños, así que esto era una misión. 


Después, nunca vi a mi amigo.


Dos semanas después el hombre con el traje de buzo no desapareció, el Sonriente estaba parado a su lado esperándome para tener una tranquila conversación nocturna como siempre y ese dia le dije que no.


Le dije que estaba cansada, le dije que quería dormir, pensando en lo peor me di media vuelta y entre a mi cuarto.


La semana siguiente me hice la dormida.


La de arriba él lloro a mi lado.


La otra, él no apareció.


La siguiente vino a despedirse y le dije que algún dia nos encontraríamos.


Hace unos años soñé nuevamente con él, fue como ver a un viejo amigo. No sé porque pero habían ganchos en su guarida, supongo que se ha estado ocultando a si mismo en un clóset, lo que es curioso porque mi clóset no tiene puertas, creo que el portal esta roto y por ello él no ha venido a tomar café, fumarse un cigarro o divagar, cosas que ahora son mis costumbres de madrugada.


El final de esta historia se resume a dos cosas, una afirmación y una pregunta.


La primera es una promesa que él me hizo: "Te veré de nuevo cuando sea el momento".


La segunda es una pregunta particular: ¿Dónde están los limites entre mis sueños y mi realidad? Creo que mi imaginación no sabe la respuesta.


"Lo irónico era que él sonreía y yo también lo hacia, sin embargo, yo no quería hacerlo, yo solo quería estar sola junto a la noche".



lunes, 13 de julio de 2015

Días

Día 1: Hoy ha sido una casualidad, no eran mis intenciones.

Día 7: Hoy se repite nuevamente, quien lo diría.


Día 14: ¿También hoy? Bueno, no puede ser tan malo.


Día 21: Hoy, creo que esto es rutinario para ellos.


Día 28: Hoy, estas costumbres me gustan.


Día 42: Hoy nuevamente, la ultima vez pensé que era el fin.


Día 46: Hoy, casual, expresivo.


Día 49: Hoy, volvemos a las buenas rutinas.


Día 50: Hoy no debería estar haciendo esto.


Día 51: Hoy, bueno, tampoco es tan malo.


Día 56: Hoy ¿Como rechazar una invitación así?


Día 57: Hoy es el día de los excesos. Hoy lo obtuve por primera vez.


Día 58: Hoy, claro que lo tendré.


Día 59: Hoy, esto no es bueno.


Día 60: Hoy, la adrenalina es tal.


Día 61: Hoy, no debería.


Día 62: Hoy, tengo que parar.


Día 63: Hoy, estoy ocupada.


Día 64: Hoy, los despedí. Lo hice.


Día 65: Hoy, es normal.


Día 66: Hoy, es normal.


Día 67: Hoy, es normal.


Día 68: Hoy, hay compañía.


Día 69: Hoy, se volvió rutinario.


Día 70: Hoy, no es novedad.


Día 71: Hoy, otra vez.


Día 72: Hoy, otra vez.


Día 73: Hoy, empezamos.


Día 74: Hoy, son nuevos horizontes.


Día 75: Hoy, quiero morir.


Día 76: Hoy, empieza la tortura.


Día 77: Hoy, no están.


Día 78: Hoy, lo hice, aunque según el día fue ignorado.

Día 79: Hoy, no lo evite.


Día 80: Hoy, lo necesito, quiero que no exista este día.

Día 81: Hoy, hay más nuevos.


Día 82: Hoy, es normal.


Día 83: Hoy, hay compañía.


Día 84: Hoy, es rutinario.


Día 85: Hoy, no debería pero lo necesito, en realidad no quiero moverme, intente poco, no funciono, colapse por acontecimientos, lo acepte, lo necesitaba.

Día 86: Lo necesito, no queda remedio, más daño a la lista.

Día 87: Es peligroso.


Día 88: Lo necesito.


Día 89: Lo necesito.


Día 90: Empece mi nueva etapa, es peligroso.

Día 91: Lo necesito.


Día 92: Rutina.


Día 93: Levemente.


Día 94: En exceso.


Día 95: En exceso.


Día 96: En exceso.


Día 97: En exceso.


Día 98: Lo necesito.


Día 99: Lo necesito.


Día 100: es peligroso y casi el final.


Día 101: Existió un fallo el cual no fue mi culpa.

Día 102: es peligroso y el final.


Día 103: Diversión.


Día 104: Lo necesito.


Día 105: Lo necesito.


Día 106: Lo tengo.


Día 107: Lo necesito.


Día 108: No hay.


Día 109: No hay.


Día 110: No hay.


Día 111: En exceso.


Día 112: En exceso.


Día 113: En exceso.


Día 114: Estupidez.


Día 115: Mierda, se abrió una puerta entre dos mundos.

Día 116: Más problemas.


Día 117: Me molesta, lo hice a regañadientes y tuve la fuerza.

Día 118: Lo ignore, me felicito a mi misma.


Día 119: No pensé en ello.


Día 120: Hoy, perdí la voluntad, lo intente, lo logre a medias, lo repetitivo se repitió nuevamente y finalice este diario. Comienza una nueva etapa de aceptación, no será fácil.


Día 163: Hoy es común, sin embargo, restaure una entrada que fue borrada casual y erróneamente.

miércoles, 8 de julio de 2015

Pasado

Una vez escuche algo sobre él y fue pasado.  


Una vez vi el presente y fue pasado.


Una vez logre una meta futura y fue pasado.


Una vez espere y el tiempo perdido fue pasado.


Una vez hice algo indebido y fue pasado.


Una vez fui felíz y fue pasado.


Dicen que el pasado puede olvidarse.


Dicen que el pasado te hace ser lo que eres actualmente.


Dicen que el pasado puede herir, sin hacer daño físico.


Dicen que el pasado no necesariamente te define como persona.


Dicen que el pasado esta rodeado de energía.


Recorde entonces que frases donde incluyen al pasado son más coherentes de lo normal.


Siempre hay un inconveniente para todo, por ello el pasado tambien se puede definir como un inconveniente. 


Ciertamente la frase "tu pasado no necesariamente define quien eres actualmente" tiene sentido, pero a su vez se contradice, es exactamente como yo, porque si bien no necesariamente lo hace, es posible que lo haga.
Palabras como "necesariamente" son peligrosas según los términos que se utilicen. El pasado también puede ser peligroso. 


Mi punto con esto, es que aunque intentemos dejar el pasado atrás, siempre estará ahí como un recordatorio de lo que alguna vez fue, como un ancla en un muelle, como una molestia en el hombro y eso es debido a que se puede presentar en muchas formas... Hasta el propio pasado puede ser el presente y cuidado si el futuro,  porque así fue como nacieron los ciclos.