Sonrie
Hoy tengo ganas de escribir una historia, podría optar por algo ficticio
pero eso no seria divertido, prefiero compartir algo curioso que me
paso en un punto de mi vida, suena un poco dramático y en este momento
es solo un pequeño recuerdo, pero eso no quiere decir que haya quedado
olvidado totalmente.
"La curiosidad mato al gato", dice el
viejo refrán, sin embargo, nunca hacemos caso a esa sugerencia porque
el deseo de saber cada pequeño detalle de un todo, es increíble.
Esta
bien, dejare de divagar y comenzare esto como debe ser, haciendolo me siento como si escribiera en un blog común y corriente, no
quiero decir que este no lo sea, simplemente es extraño escribir de esta
forma, sin distintas ideas entrelazadas.
No sé si algunos
recuerdan una serie llamada "Are you afraid of the dark?" (En
latinoamerica "¿Le temes a la oscuridad?") este programa era uno de mis
favoritos cuando era niña, en general siempre me ha gustado este tipo de
temas, el terror es increíblemente atractivo para mi y me interesa,
pero existe algo con relación a este programa que me sigue pareciendo
extraño.
Siempre he vivido en el mismo lugar toda mi vida,
por ello, he visto lo mismo cada noche cuando se apagan todas las luces
de la casa, al salir al pasillo y mirar la puerta de entrada se notan dos
cosas las cuales tienen que ver con la luz que posee el pasillo del
edificio, la misma que es reflejada en la parte de abajo de la puerta y
en la mirilla de la casa, no sé con exactitud cuando comenzó pero desde
que tengo memoria siempre he visualizado la imagen de un hombre con un
traje antiguo de buzo, de aquellos que constaba de un casco con un
vidrio transparente y circular en el centro de él, con luz interna que permitía visualizar cierta parte de la oscuridad del mar.
Siempre
he tenido la sensación de que él esta ahí, debo de aceptar que hace
unos minutos lo visualice nuevamente, no digo que sea real, simplemente
considero que mi imaginación se deja llevar fracciones de segundos por
ello.
Ahora que saben eso, quiero volver al tema del
programa, debo acotar que nunca tuve pesadillas o problemas para dormir
relacionados con los capítulos, nunca sentí miedo de la oscuridad, en el
sentido de dormir con la luz prendida o alguna que otra costumbre que
suele tenerse cuando es pequeño.
Recuerdo ese capitulo
¿Como olvidarlo? El nombre no esta en mi memoria, pero sus hechos si,
comienza de manera normal, los chicos se reúnen para contar cuentos de
terror o hechos paranormales, uno de ellos relata la historia de un
chico que visita la tienda de comics, en ella el encargado de la tienda
le indica varios comics en el área de usados, él va a curiosear a ver si
encuentra alguno que le llame la atención, cuando lo encuentra en la
portada del mismo aparece una especie de hombre amarillo, con una gran
sonrisa, seguidamente lo compra para llevarlo a su casa.
Al
llegar a su hogar su madre le dice que ha dejado comida para él o algo así y que debe calentarla en el microondas, sin prestar mucha atención
el chico coloca la comida en él, sin darse cuenta de que a su vez también introduce la revista en el microondas, mientras su comida esta
lista sube a su habitación, no recuerdo muy bien para que, al cabo de
unos minutos escucha un estruendoso ruido proveniente de la cocina,
alarmado baja las escaleras y se dirige a ella, al llegar encuentra con
el microondas abierto y echando humo, además, parte de la pared que da
al patio de la casa no esta, justo esa parte de pared que falta se
describe la imagen de una persona delgada que ha atravesado la pared, ve
dentro del microondas y encuentra el comic pero el personaje sonriente
ya no esta en la portada.
La historia
continua, el "Sonriente" como es conocido o como me gusta llamarlo va
por toda la ciudad del chico volviendo a la gente "idiota" y convirtiéndolos en más sonrientes, el final de la historia es que el
sonriente atrapa al chico luego de convertir a toda la ciudad.
Ahora,
lo curioso de este personaje fueron sus visitas nocturnas, mi lógica me dice que fueron sueños, les
puedo jurar que parecía real, una vez a la semana él venia a buscarme
luego de media noche, decía que era mi amigo y que debía confiar en él,
cuando se acercaba normalmente el hombre con el traje de buzo desaparecía totalmente, el Sonriente llegaba a mi cuarto y me despertaba
para "jugar" tomaba mi mano y siempre terminábamos en un viejo parque
que se encuentra en los chaguaramos (Caracas-Venezuela), donde me contaba de los niños que
iban para allá a diario, no recuerdo mucho cual era mi función, solo sé que debía jugar a las escondidas con esos niños la semana siguiente,
siempre pasaba en las tardes, ya sabia de mis objetivos cuando él venia a
buscarme, me dejaba en el parque y desaparecía, horas más tarde
despertaba en mi casa y no volvía a ver a los niños con los que jugaba
en aquel parque.
Él me contaba para que usaba a los niños, los utilizaba de distintas maneras, decía que ellos eran la clave de todo, si los dominabas el futuro seria para ti.
No sentía miedo de él, era curiosidad, quería saber: ¿Qué pensaba? ¿Cómo era? ¿Por qué hacia lo que hacia? ¿Por qué sonreía siempre? ¿Por qué me busca a mi? ¿Por qué si sé el resultado lo sigo ayudando?
Una
de esas tardes recuerdo ver a un chico que no fue llevado por el
sonriente, jugué con él unas cuantas veces y luego me di cuenta que él también era amigo del sonriente, ambos estábamos cansados de conocer a
niños cada semana, porque explicarles las reglas del juego a nuevas
personas era tedioso, además, algunos nos caían muy bien aunque solo los conociéramos por unas horas.
El amigo del Sonriente y yo nos
llevábamos muy bien, un día el me comento que no quería seguir con esto,
que lo ayudara a escapar de nuestro "amigo en común".
Eramos niños con ideas frescas, no distinguía ya la imaginación de mis sueños, así que esto era una misión.
Después, nunca vi a mi amigo.
Dos
semanas después el hombre con el traje de buzo no desapareció, el Sonriente estaba parado a su lado esperándome para tener una tranquila
conversación nocturna como siempre y ese dia le dije que no.
Le dije que estaba cansada, le dije que quería dormir, pensando en lo peor me di media vuelta y entre a mi cuarto.
La semana siguiente me hice la dormida.
La de arriba él lloro a mi lado.
La otra, él no apareció.
La siguiente vino a despedirse y le dije que algún dia nos encontraríamos.
Hace
unos años soñé nuevamente con él, fue como ver a un viejo amigo. No sé
porque pero habían ganchos en su guarida, supongo que se ha estado
ocultando a si mismo en un clóset, lo que es curioso porque mi clóset no
tiene puertas, creo que el portal esta roto y por ello él no ha venido a
tomar café, fumarse un cigarro o divagar, cosas que ahora son mis
costumbres de madrugada.
El final de esta historia se resume a dos cosas, una afirmación y una pregunta.
La primera es una promesa que él me hizo: "Te veré de nuevo cuando sea el momento".
La segunda es una pregunta particular: ¿Dónde están los limites entre mis sueños y mi realidad? Creo que mi imaginación no sabe la respuesta.
"Lo irónico era que él sonreía y yo también lo hacia, sin embargo, yo no quería hacerlo, yo solo quería estar sola junto a la noche".
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